sábado, 11 de agosto de 2012

comienza un nuevo período de transición

El aumento de la temperatura global de la Tierra en el holoceno coincidió con un incremento notable de las precipitaciones. 

Las lluvias aportaron la humedad necesaria para la regeneración vegetal en el centro y norte del continente.

El crecimiento de la masa forestal supuso grandes cambios en las poblaciones animales.

Las macroespecies habituadas a los ambientes glaciares se extinguieron, mientras que la regeneración de la vegetación en sus diversas variantes (praderas, estepas arboladas, bosques mixtos-caducifolios, bosques mediterráneos), permitió la expansión de animales con hábitos forestales, como ciervos, corzos y jabalíes, que carecen de hábitos migratorios y gustan de una territorialidad impropia de las antiguas manadas de renos.

La subida general de la temperatura global del planeta inundó grandes extensiones de tierra, por la fusión de los inlandsis (grandes casquetes polares escandinavos). 

Ello supuso el aislamiento físico de determinadas regiones de la Tierra. 

De la llamada isla de Sahul (o “gran Australia”) se separaron la isla de Nueva Guinea, por el norte y Tasmania, por el sur. 

La Beringia, brazo de tierra que conectaba el oriente siberiano con Alaska, y por tanto Eurasia y América, desapareció, formando el mar de Bering. 

Inglaterra quedó aislada de Alemania tras la inundación de las llanuras de Doggerland.


Las grandes llanuras litorales o prelitorales quedaron cubiertas de agua. 

Necesariamente, esta subida del nivel obligó a las poblaciones establecidas en la costa a emigrar hacia el interior.



El nuevo orden natural impuso nuevos ritmos de vida, con imprevistos y limitaciones desconocidos en los tiempos glaciares, que requerían nuevas estrategias de adaptación.  


En términos generales, se habla del Mesolítico como un período de transición desde el Paleolítico  hacia las sociedades productoras, con nuevos elementos tecnológicos, o Neolítico.



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