sábado, 4 de agosto de 2012

la interpretación del arte paleolítico (II)


LA HIPÓTESIS DEL CHAMANISMO

Entre las explicaciones más en boga, destaca la propuesta que relaciona el arte rupestre paleolítico con los rituales chamánicos.


Aunque esta propuesta tiene ya precedentes, fue “redescubierta” por J.D. Lewis-Williams y J. Clottes. 


Según estos investigadores, las representaciones artísticas nos remitirían a las visiones de los chamanes prehistóricos en sus estados modificados de conciencia. 


El chamanismo se fundamenta en la existencia de una realidad no visible en un estado de conciencia normal que interactúa con la realidad visible. 


La capacidad de observación e intervención en esta realidad paralela es posible a través de la modificación del estado normal de conciencia mediante diferentes mecanismos (desde la mortificación del cuerpo, el insomnio prolongado hasta el consumo de productos tóxicos psicotrópicos).
Cueva del Castillo


Parece ser, según los estudios de la neuropsicología, que los procesos de alteración de conciencia pasan, en cualquier ser humano, por diferentes estadios. 


Entre estos destacaríamos la percepción de una serie de figuras abstractas luminosas (espirales, puntos, figuras geométricas, etc) que se superponen a la realidad observada en los inicios de la alucinación. Son los llamados “fosfenos”. 


A medida que aumenta el estado de trance la realidad normal es sustituida por la alucinación definitiva, o “alucinación icónica”, donde ya no solamente se perciben las formas abstractas (estas se sitúan en un segundo plano), sino que se materializa la visión de elementos figurativos. 


Así, se explicarían los dos tipos de representaciones del arte paleolítico y del arte prehistórico en general: los elementos abstractos, que suelen coincidir en diferentes estilos, corresponderían a los fosfenos, mientras que las representaciones figurativas, que variarán según los referentes míticos de cada cultura, nos remiten a las alucinaciones icónicas.



Por ello, la representación de un bisonte seguramente no estará representado por un bisonte cualquiera, del mismo modo que no se representa a un hombre normal cuando se trata de un ser divinizado, en representaciones de tipo religioso actuales.

Aunque la hipótesis del chamanismo es muy atractiva, sigue sin explicar el significado de los símbolos usados ni permite reconstruir los mitos de las poblaciones del pasado. 


En este sentido, la aceptación de esta hipótesis no supone la exclusión de las otras hipótesis, sino que más bien las complementa.  



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