sábado, 4 de agosto de 2012

la interpretación del arte paleolítico (I)

Representación de carpido o sarrio. Cueva del Pindal

La interpretación del significado del arte paleolítico y del arte prehistórico en general, ha pasado por diferentes estadios según fuesen las diferentes corrientes del pensamiento, desde su descubrimiento hasta la actualidad.

No obstante, el verdadero significado sigue siendo, hoy en día, un misterio sin resolver.

EL ARTE POR EL ARTE: En los inicios, tras los primeros descubrimientos, realizados por M. Sanz de Sautola en Altamira en 1879, surgió la idea del “arte por el arte”, en la idea de que las pinturas y los grabados prehistóricos no eran más que elementos decorativos sin ningún otro tipo de significado o trascendencia simbólica.

Grotte de Lascaux
EL TOTEMISMO: Las primeras interpretaciones de carácter simbólico llegan durante la primera mitad del siglo XX. Se propuso que las figuras de animales nos remitían a figuras totémicas de los grupos cazadores del paleolítico superior. Las principales críticas se centran en las pocas especies representadas (¿existirían muy pocos clanes?), o en la imposibilidad de explicar las representaciones simbólicas y abstractas.

LA MAGIA: Otra hipótesis, desarrollada por el prehistoriador francés H. Breuil, era atribuir las pinturas a actos propiciatorios de magia simpática (por contacto o proximidad), con la intención de atraer la caza o cazarlos simbólicamente. Algo así como la magia vudú que conocemos. Sin embargo, las especies representadas no suelen coincidir con las más frecuentemente cazadas, argumento utilizado para criticar esta hipótesis.
Representación de caballos. Cueva Tito Bustillo

Cámara de las Vulvas. Cueva de Tito Bustillo
EL ESTRUCTURALISMO: Durante la segunda mitad del siglo XX surgió la idea de la cueva como santuario en la que, tras estudios cuantitativos, parecía demostrarse una cierta ordenación de las diferentes figuras dentro de las cuevas, tal como pasa en los santuarios de otras religiones, en las que hay un “orden de lectura”. En algún caso se propuso que en las representaciones se podían distinguir dos fuerzas sobrenaturales opuestas y complementarias, una de tipo femenino (con representación de órganos sexuales femeninos, formas abstractas cerradas y especies animales como el bisonte) y otra de carácter masculino (con asociaciones de figuras fálicas, formas abstractas abiertas y especies animales como el caballo). Lógicamente, estos planteamientos no pueden ser contrastados arqueológicamente. Además, los propios estudios cuantitativos desmentían tales asociaciones.




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